FIEBRE ALTA… DELIRIOS, ALUCINACIÓN, VIOLENCIA EMOCIONAL DESCONTROLADA, EXALTACIÓN FANÁTICA DE LAS PROPIAS OPINIONES… sería quizás la descripción clínica que un observador extraterrestre haría del estado subjetivo de grandes masas de nuestra humanidad, coincidiendo con estos días de máxima tensión interplanetaria. Porque, en verdad, estamos viviendo las sincronías más exigentes -y explosivas- del acontecer astral. El Sol se alínea hoy con la hiperpoderosa conjunción exacta de Saturno y Plutón -la misma que despertó a Chile y está dolorosamente despertando a Australia y tantos otros- y, apenas ayer, el loco genial del sistema solar, Urano, hizo reversa en su dirección, potenciando exponencialmente con ello la energía extremista y creativa. Urano en máxima intensidad, como se encuentra ahora, constela siempre estas fiebres sobrehumanas, este apuro exaltado por cambiarlo todo, esta electricidad polarizada que hace difícil aceptar los procesos lentos y desilusionantes de lo colectivo. Arquetípicamente, Urano es un tiro al aire, pero también el surtidor brillante de toda novedad y salto al futuro. Es, más que nada, el estallido bienvenido del Eureka!, la inspiración que soluciona súbitamente problemas humanos antes insolubles.
Muchos -demasiados- están reaccionando a esta energía casi intolerable con el estado febril de odio y descontrol; otros muchos, en cambio, se paralizan de angustia y desesperanza. Inmovilizados desde su mente.
No es obligación, por cierto, estar enloquecidos, ni congelados. Podemos hacer otra cosa: dejar de mirar las cosas por fuera. La perspectiva interior es siempre sabia; tranquiliza. Llegar a esa paz no es instantáneo, claro; requiere de bastante flexionar de los músculos difíciles de la paciencia, de la confianza, del sosiego. Pero el espíritu es generoso: cuando elegimos, y asumimos activamente la voluntad de hacer esa paz, a las pocas flexiones ya comienzan a llegar sus regalos.
Porque ocurre que cuando estamos centrados, sintiendo nuestro eje interior, la mente atenta, mindful, despejada de su incesante comentar, espontáneamente comenzamos a recibir en positivo las alineaciones planetarias. El bendito renacimiento que traen Saturno y Plutón, el avance indetenible hacia la Tierra Prometida que Urano nos brinda desde su nombre secreto: Prometeo.
URANO TRANSITA POR TAURO LOS PRÓXIMOS SIETE AÑOS. Los inauditos desarrollos que echará a andar su revolución liberadora, inspiración creativa y cósmica cara de raja estarán enfocados en los territorios arquetípicos de este signo fecundo: la salud de la Tierra y la Naturaleza, dañadas por la codicia humana; la escala social y personal de valores, con urgente necesidad de depurarse del extremo egoísmo; la economía misma. Y, taurinamente, el placer. La inminente revolución de la sexualidad para que podamos disfrutar de verdad de nuestro ser erótico, y lo compartamos en abundancia.
De esto, y más, conversaremos este jueves 16 a las 19:30 con mi colega astrólogo Sebastián Caussade. Los detalles de dónde y cuánto en otras publicaciones de este muro y el de Sebastián. Bonus track: una meditación con el sonido en vivo de enormes gongs y cuencos de vibraciones puras, pitagóricas, gentileza de Emiliano Bórquez.