LOS DADOS ESTÁN ECHADOS. Las titánicas energías transformadoras que han estado dándole forma a un nuevo Chile, a un nuevo proyecto de vida para cada uno, a un mundo en verdad nuevo, han hecho su parte. En lo personal y en lo social, lo viejo comenzó su demolición definitiva, el diseño de lo posible ilumina como un faro en la tempestad, el salto inconcebible ya ha ocurrido.
Lo que viene ahora es puro trabajo para la voluntad. El Cosmos ha ofrecido una formidable oportunidad, para cada cual y para todos. Pero, respetuoso como siempre del albedrío humano, nos deja ahora hacer nuestra parte, la de concretar el sueño.
Todo en mi vida, por ejemplo, está listo para crecer hacia la plenitud. Pero sin mi paciencia, aceptación, silencio y entrega cotidianos, el joven árbol de los frutos que mi alma anhela puede marchitarse antes de que madure su carne jugosa.
Dormirse en los laureles es máximo peligro!
Con Chile pasa igual. El despliegue contante y sonante de la promesa aún nos tiene boquiabiertos. Nadie nunca creyó que la vieja política colapsaría de muerte súbita. Esa política cuya única meta era la lucha por el triunfo y el poder, como si se tratara de un partido de fútbol. Peor todavía, la que a menudo parece una guerra de exterminio. La larga política que fue corroída por las termitas inexorables de la corrupción.