En una época de muy mágica exploración de los poderes femeninos del alma, escribí estos himnos para invocarlos. Están dirigidos a las siete diosas de la tradición griega.
HESTIA, arquetipo de armonía, Diosa del hogar y el espacio sagrado.
¡Oh tú, diosa primera, custodia sutil del fuego sagrado, eje invisible del hogar y el templo!
A ti los honores del inicio y las músicas perfectas del silencio.
A ti lo más puro, lo más eterno, lo más mío.
Te ruego:
El santuario de mi soledad, llénalo de armonía.
El microcosmos de mi familia, de intimidad y paz.
El círculo entero del mundo ilumínalo con tu luz atenta.
Dame la plenitud tranquila de tu contento, despiértame a la felicidad secreta de tu sonrisa interior.
Abre mi casa y mi corazón al amor que todo lo ordena.
Enséñame a trascender el tiempo y permíteme fluir cada día en el ritual espontáneo de la verdad.
Eleva mi espíritu hacia el centro, y hazlo llama que no se apaga.
ARTEMISA, arquetipo de individualidad. Diosa de la naturaleza y la independencia.
¡Llévame, diosa, contigo!
Muéstrame, te ruego, tus montañas, tus bosques secretos; enséñame el galopar libre de los caballos salvajes y el salto certero de las leonas cazadoras.
Quiero escalar las cumbres más altas, nadar audazmente los ríos espumosos, aventurarme en la virginidad de la espesura. Embriagarme de fragancias silvestres en los lentos crepúsculos… Bañarme en la luz mágica de la luna, como tus ninfas.
Permite, divina, que me guíe tu destreza con el arco plateado para alcanzar sin yerro mis objetivos.
¡Hazme fuerte para conquistar la libertad que amas!
Ayúdame a sentir a todas las mujeres como hermanas y a proteger lo joven, lo delicado, lo que está creciendo.
¡Llévame, Artemisa coronada de estrellas, de vuelta a la naturaleza y a una vida abierta al Universo!
ATENEA, arquetipo de claridad. Diosa de la estrategia y la paz.
Ilumíname, diosa, con el rayo liberador de tu claridad y la plenitud armoniosa de tu entendimiento.
Concédeme, como a la lechuza, la visión de esos ojos tuyos que atraviesan divinos la noche humana de ignorancia y confusión.
Mi fragilidad te pide, diosa de los héroes, vestir la coraza formidable de la razón, esgrimir las armas invencibles de la ética y la justicia, ir a la batalla del mundo con la serenidad victoriosa de tu estrategia sonriente.
Más que nunca, necesito ahora de tu elocuencia y tu áurea proporción para concordar sin daño con mi adversario. Para equilibrar, en fiel de amor, la balanza inquieta de la pareja.
Siembra en mí, doncella invulnerable, el olivo abundante de la paz.
Enséñame, te ruego, a tejer mi felicidad con el pulso sabio con que tú tejes los diáfanos mantos de las inmortales.
DÉMETER, arquetipo de protección | Diosa de la abundancia y la maternidad.
Te invoco, diosa de la Tierra, a nombre de tus criaturas.
Abrázame, madre inmensa, para que mi cuerpo sienta la tibieza de tu amor y mi alma descanse en la dulce protección de tu pecho.
Dame de beber tu leche cósmica, bien amada, porque mi ser necesita nutrirse de ti. Déjame dormir cada noche en tu regazo y nacer de nuevo en tu ternura.
Concédeme, diosa de la dorada cabellera, la gracia de tu fertilidad. Haz que mis jardines florezcan y den frutos abundantes; guíame por los ciclos de la vida con la sabiduría fecunda de tus misterios.
Abre para mí las fuerzas generadoras de la materia y los poderes insospechados del espíritu.
Me entrego a ti, Démeter venerada, porque tú conoces mi bien y lo haces crecer con tu cariño.
¡Gracias, generosa!
PERSÉFONE, arquetipo de transformación. Diosa del mundo interno y la clarividencia.
Escucha, diosa, la música íntima de mi sentir; intuye, clarividente, la nostalgia sin palabras de mi alma dormida. ¿Cómo podría rogarte despertar, dormida?
Sólo tú conoces el exilio misterioso y el retorno.
Guíame, reina de lo invisible, por la ruta secreta de mi destino, orientado apenas por los fulgores del soñar y los oráculos oscuros de la coincidencia.
Dame tu fe para entregarme sin miedo al descenso inevitable al interior de mi ser, concédeme tu inocencia para dejarme raptar por el que está adentro.
De la granada mágica de tu mundo subterráneo quiero comer, para que el sabor de la eternidad venza los vapores del olvido. ¡Permítelo!
Enséñame, esposa del que no se nombra, a atravesar la muerte y renacer en éxtasis con las primaveras de mi espíritu; coróname con tus flores para celebrar la vida danzando todos juntos sobre la tierra generosa.
AFRODITA, arquetipo del goce. Diosa del encantamiento y el erotismo.
Vengo, diosa nacida de la espuma, a ofrendarte mis días y mis noches, a abrirte mis sentidos, la expansión anhelante de mi cuerpo y el palpitar secreto de mi alma.
Me entrego a ti, irresistiblemente bella, para transformarme con tu magia en canal digno de la belleza y el amor.
¡Quiero mirar las cosas con el arte sublime con que tu mirada las acaricia e ilumina!
¡Quiero amar a todos los seres con el mismo goce generoso con que abrazas a cada uno!
¡Quiero embriagarme de tu gracia para vivir cada instante en la plenitud radiante del ahora!
Enséñame, diosa sonriente, tu alegría y tu libertad para poder yo también danzar, crear y reír con la espontaneidad feliz que todos en ti aman.
Báñame con el polen dorado de tu encantamiento para que mi piel sea sabia en el placer y el éxtasis circule en torrentes por mis venas.
Permite, divina amante, que el espejo interno me devuelva siempre el reflejo nítido de mi belleza verdadera, la luz original de mi ser, para no extraviarme en la noche de las apariencias.
Despiértame, muy amada, al esplendor invisible de mi espíritu y la eterna juventud de mi corazón.
HERA, arquetipo de la esposa. Diosa de la pareja y la igualdad.
Esposa divina, esposa realizada, muéstrame el camino.
Condúceme a la unión y enséñame a conservarla.
Abre para mí el arco bendito de la pareja.
Como tú, quiero inaugurar un nuevo tiempo.
Una era de paz en que dos vivamos uno siendo siempre dos.
Una era de futuro como la que tú y tu divino amado crearon mirándose a los ojos.
Enséñame, diosa, la igualdad.
Dame fe para esperar bien el goce incomparable del encuentro, y sabiduría para forjar pleno el compromiso de amor.
¡Celebra en nuestro lecho un matrimonio sagrado!
Como a la tierra y el cielo danos, venerada, la unión.