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A toda intensidad, estamos transitando entre dos eclipses de Scorpio: el de Sol de la semana pasada, que abrazó también a Venus, y el de Luna del 8 de noviembre próximo, que se anuncia muy auspicioso, o muy temible, dependiendo de la flexibilidad y desapego alcanzados. Las dos semanas entre uno y otro son como la cuerda de un arco, tensándose al extremo, para liberar la flecha.
Justo hoy, Marte se encuentra estacionario -iniciando su lapso retrógrado-, detenido en el cielo, más rojo y excitante que nunca, para bien o para mal. En cambio, Saturno y Plutón, los decisivos en todo logro humano, se pusieron por fin directos, después de esos meses retrógrados en que pareció que todo volvía para atrás.
Y, lo principal, el cambio trascendente tan esperado: la entrada de Plutón al inspirador signo de Acuario.
La imagen es una foto recién tomada del Sol por la Nasa, con sus actuales tormentas solares. Parece un emoticón, una calabaza de Halloween, sobre todo, un amable león. En efecto, el reciclaje plutónico de Acuario activará inmensamente su polaridad natural, la del signo de Leo.