ESTA NOCHE ES NOCHEBUENA, Y MAÑANA ES NAVIDAD… era el canto de este día cuando éramos niños y participábamos con toda el alma en la magia misteriosa de la fiesta ancestral del Solsticio/Navidad.
Una fiesta de invierno, claro, porque su símbolo central es el retorno de la luz en el momento de mayor oscuridad: vuelve a nacer una criatura cósmica capaz de devolvernos la inocencia y la esperanza.
Acá, en el Sur del Mundo, el verano arde en los días más largos del año, abundantes en sandías, piscinas y abrazos con poca ropa entremedio.
Pero, adentro, la Estrella brilla con poder revelador, la niña divina nos sonríe desde su jardín esencial, el niño de luz que somos nos toma con sus manitos y nos dice al oído: No te preocupes, todo siempre está bien, porque yo nunca muero, y mi amor sabe sanarte y despertarte a la Vida. Nuestra niña radiante, nuestro niño mágico despejan esta noche todas las pesadillas, y bañan el corazón con sus bálsamos de alegría y libertad. Feliz Navidad, queridas y queridos!