Este 8 de marzo, en que el planeta vibra con las celebraciones y anhelos de la Mujer, quiero unirme al homenaje y la gratitud transcribiendo uno de los himnos en estilo homérico que escribí hace muchos años a cada una de las siete diosas del esplendor griego. Diosas mitológicas que son arquetipos del alma, presencias vivas del inconsciente colectivo, algoritmos sabios de lo Femenino en todos los idiomas y experiencias.
Para hoy elegí a Hestia, o Vesta, porque ella cuida lo más sagrado e intocable, la chispa divina en el interior de cada mujer.
HESTIA
(Diosa del hogar y la interioridad)
¡Oh tú, diosa primera, custodia sutil del fuego sagrado, eje invisible del hogar y del templo!
A ti los honores del inicio, las músicas perfectas del silencio.
A ti lo más puro, lo más eterno, lo más mío.
Te ruego:
El santuario de mi soledad, llénalo de armonía.
El microcosmos de mi familia, de intimidad y paz.
El círculo entero del mundo, ilumínalo con tu luz atenta.
Dame la plenitud tranquila de tu contento, despiértame a la felicidad secreta de tu sonrisa interior.
Abre mi casa y mi corazón al amor que todo lo ordena.
Enséñame, diosa, a trascender el tiempo y permíteme fluir cada día en el ritual espontáneo de la verdad.
Eleva mi espíritu hacia el centro, y hazlo llama que no se apaga.